miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA DEMOCRACIA HACE TAMBALEAR A LOS MERCADOS



El primer ministro de Grecia, Yorgos Papandreu, anunció ayer la celebración de un referèndum popular sobre el acuerdo de la última cumbre de la Unión Europea sobre el rescate a Grecia, la quita del 50% de su deuda, y un nuevo paquete de draconianas medidas económicas de ajuste público. Hoy mismo se ha creado en el país heleno una comisión para organizar ese referéndum, cuya intención es que se celebre el próximo mes de diciembre.
Hasta ahí, parecería algo como muy normal, recomendable y saludable: la consulta a la población sobre una decisión que va a hipotecar la vida de los griegos durante muchos años, una cesión de soberanía encubierta bajo el eufemismo "plan de rescate" que ahondará profundamente en la crisis económica y social de Grecia.
Pero claro, ha sido mentar la palabra "referèndum", y una ola de histeria colectiva ha recorrido el mundo. Las bolsas se desplomaron (o se desplumaron, pues está llena de pájaros), los líderes europeos, encabezados por Merkel y Sarkozy, pusieron el grito en el cielo, los "expertos" de cinco continentes se echaron las manos a la cabeza, y de la noche a la mañana parece que estemos a las puertas del Apocalipsis. Y todo por practicar un poco de ese concepto que pronuncian en vano diariamente y de la que precisamente los griegos fueron predecesores: democracia.

Poco a poco, el maquillaje del sistema económico y político se va agrietando. El rostro que subyace tras esa máscara es muy poco amable, y sufre cuando ve que sus decisiones y sus órdenes son cuestionadas o suspendidas, o, peor aún, se trasladan a la opinión de la ciudadanía. ¡Ah, qué grandes argumentos escuchamos en contra de ese referéndum! "Riesgo de quiebra definitiva", "Deslealtad institucional", "Decisiones dolorosas"... Las amenazas y chantajes han estado desde el lunes a la orden del día, y toda la caballería de la economía ultraliberal y salvaje que gobierna el mundo ha sido lanzada contra Papandreu y los griegos por "garantizar que la democracia está por encima del apetito de los mercados", según el propio primer ministro griego. El drama y la histeria se tiñen de miedo por el posible contagio a otros países, y la cúpula financiera y sus títeres políticos se afanan en profetizar toda clase de desastres si se realiza el referéndum y la población griega tiene la osadía de decirles que NO.
En un mundo que compra por Internet y hace su declaración de renta mediante un PC, deberían menudear las consultas a la ciudadanía. Lo que propone Grecia es solamente rasgar el velo de la oscuridad, de la opresión y la asfixia, devolver el poder de decisión a las personas y quitárselo, aunque sea por un momento, a la dictadura de los mercados financieros. Como decía, caen las máscaras y los disfraces; el monstruo tras el traje de Armani es cada vez más visible, sus subterfugios más burdos, sus medidas más desesperadas. El engaño se cae, echo añicos. El sistema se tambalea, podrido por tanta carcoma y tanta mentira. Empujemos todos un poco más, a ver si cae o al menos se ve obligado a hacerse un profundo y radical lifting. Y suerte a los griegos; la van a necesitar.

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